La duración de la lactancia y como se modifica la misma en función de los distintos sistemas productivos determina fases críticas de crecimiento y desarrollo del ternero. Para el caso de la crianza artificial (si bien no es común en la cría cabe la mención) se da entre los 0 y 45 días de nacido. En el caso del destete precoz, este período crítico se da entre los días 45 y 90 mientras que, para los destetes fisiológicos o tradicionales, este momento ocurre entre los 91 y 180 días.
Calostro y leche de transición
Es importante establecer las características del calostro y de la leche de transición, cuando se piensa en la crianza artificial, por las diferencias que presentan ambos fluidos.
Se denomina calostro a la secreción de la glándula mamaria en el lapso comprendido entre el parto y las 24 horas posteriores. La leche de transición es aquella secretada entre las 24 y 72 horas luego del parto. Además del periodo entre uno y otro, el calostro, al contrario de la leche de transición, posee una mayor cantidad de sólidos, proteínas e inmunoglobulinas. Este calostro tiene la función de proveer a la cría de una inmunidad pasiva, es decir provista por la madre, y solo puede ser absorbida por el ternero en las primeras 24 horas. Posteriormente, el organismo pierde la permeabilidad al calostro por lo que, suministrarlo no tiene impacto en el animal.
Aún para planteos de ganadería de cría se pueden encontrar casos de terneros aguachados en que la madre no los acepta. Esta situación presenta desafíos para el manejo de estos animales. Pueden registrase casos en los que deba proveerse de calostro de manera artificial para poder lograr la inmunidad comentada anteriormente. En dicho caso, existen dos formas de conservar el calostro: refrigeración y congelamiento. El primero de los métodos presenta una vida útil inferior (una semana) producto de la degradación de las inmunoglobulinas por las bacterias, mientras que el segundo método no presenta pérdidas de calidad hasta por un año.
En función que el ternero recién nacido no presenta un sistema digestivo capacitado para utilizar alimentos sólidos eficazmente, es importante cuidar la calidad de los alimentos que vaya a recibir. El crecimiento de los pre estómagos en función de la edad refleja como los cambios en las proporciones que ocupen cada uno de ellos respecto al resto. Por ejemplo, al nacimiento el retículo rumen ocupa un 35%, el omaso el 14% y el abomaso el 51% restante. A medida que el animal va creciendo se modifican las proporciones encontrando en una edad adulta un retículo rumen que ocupa el 62%, el omaso el 24% y el 14% restante ocupado por el abomaso.
Desarrollo de rumen y destete
Este crecimiento mencionado, que acompaña al del animal debe ser tenido en cuenta cuando se practican las distintas modalidades de destete. En función de la edad, el desarrollo de los estómagos y la capacidad para procesar algunos alimentos está condicionado. En el caso de destetes tradicionales, una importante proporción del alimento consumido proviene de la leche materna y los aportes de energía y proteína de calidad. La capacidad del rumen va acompañando el crecimiento del animal y el aporte del forraje en la dieta del animal, coincidiendo los inicios del consumo de pasto en un rumen ya desarrollado y apto para procesar este alimento y aprovecharlo de manera eficaz y eficiente. Al momento de practicar otros destetes, ya sea hiperprecoz, precoz, anticipado, etc. resulta fundamental prestar atención a la composición de la dieta que reciba el animal de forma que no vea resentida su capacidad de consumo ni el crecimiento esperado para la edad que presenta. En el caso de los iniciadores (destetes hiperprecoces) se requiere una concentración de proteína de al menos 23% y un 80% de nutrientes digestibles totales, además de calcio, fósforo y vitaminas (A, D y E). A su vez, en el caso de los destetes anticipados, se debe estimular el desarrollo de los microorganismos que permiten las funciones ruminales para poder suministrar alimentos fibrosos posteriormente. Este estímulo puede desarrollarse mediante la provisión de agua fresca y limpia y el suministro de alimento de inicio antes del destete. Con este manejo se logrará, luego de dos semanas una población de bacterias similares a las que se encuentran en el rumen de un animal adulto.
Un factor esencial para el correcto crecimiento y buena sanidad de los terneros es el desarrollo funcional del rumen. La incorporación de alimentos fibrosos a animales que no tienen la correcta preparación representa menores eficiencias, perdidas de peso y posibles cuadros metabólicos. De manera habitual, los terneros reciben libremente un alimento de inicio. En el caso de los planteos tradicionales se da en los potreros de buena calidad en los que empiezan a despuntar las plantas. Este consumo, más tarde o más temprano dependiendo del animal o del manejo, suponen un desarrollo fisiológico del rumen e implican que podrían ser destetados.
Conclusión
El manejo para la implementación de diferentes prácticas basados exclusivamente en la edad de los animales puede conducir a resultados erróneos. En el caso del destete, el mejor indicador se basa en el desarrollo del rumen y no la edad, considerando cual ha sido el manejo de los animales en cuestión.