Se han encontrado al menos 16 elementos minerales considerados esenciales para un correcto desempeño de las funciones fisiológicas en el ganado. Entre las funciones de estos minerales se encuentra la ayuda para transformar la proteína y energía contenida de los recursos forrajeros brindados en tejidos como el óseo, nervioso, muscular, adiposo, así como en la síntesis de leche. Se consideran también innumerables relaciones con los procesos reproductivos y un rol fundamental en lo referido a la sanidad y el sistema inmune.
Las características propias del suelo en lo que refiere a su génesis, estructura, posición junto con la composición del agua de bebida, los recursos forrajeros que se provean, la raza y tipo de animal, así como las diferentes prácticas de manejo de los lotes / potreros y del rodeo en general determinan el estado mineral de los individuos. Se encuentran casos en los que el forraje (debido a una carencia en el suelo) no aporta el requerimiento mínimo incluso de los denominados microminerales como ser el cobre. Este caso es típico en la Cuenca del Salado, donde la mayoría de los suelos se encuentran en condiciones de anegamiento semipermanentes y como resultado el cobre en formas no asimilables para el forraje.
Independientemente de lo anterior, la suplementación ad libitum de sales ha demostrado que es una práctica de manejo reconocida siendo una inversión de bajo costo con alto impacto, si la misma está bien formulada. Algunos estudios, entre ellos el realizado por McDowell y Arthington en 2005 arrojan un retorno económico de la inversión en una proporción de 20 a 1. Otros resultados indican que, siendo adecuado el suministro de elementos minerales esta es la tecnología más eficiente disponible y el rédito de la misma repercute de 8 a 12 veces el valor del insumo representado este incremento en aumento de la reproducción del ganado, crecimiento, salud, etc.
A pesar del reconocimiento tanto de las carencias como de lo beneficios de la suplementación la visualización por parte de los productores como una práctica necesaria para lograr una producción con buenos indicadores productivos y reproductivos. En varias de las respuestas brindadas por ganaderos que en algún momento realizaron la práctica, la percepción es que esta es de un elevado costo y no reditúa la inversión realizada. Del análisis de las suplementaciones brindadas se encontró que la falta de resultados positivos respondía a la irregularidad del suministro, falta de datos del consumo de sal suplementada (cantidad, animales con acceso, días entre lecturas, etc.) así como el tipo de sal (concentración de elementos, formulación, presentación, etc.) que se puso a disposición. Un caso que se registra en muchas ocasiones y sobre todo en aquellos que presentan altas precipitaciones se corresponde con el lavado de las sales si estás no cuentan con algún tipo de protección contra la lluvia. En el otro extremo, en ocasiones, se han llegado a hacer presentaciones que para evitar el lavado con el agua de lluvia presentan una elevada cementación siendo contraproducente para el desgaste del bloque mediante el lamido de los animales. Esta situación resulta en que el animal, por más que esté un tiempo considerable consumiendo el bloque no llegue a levantar el contenido mínimo que se requiere.
Como se mencionó, se considera a los minerales esenciales para todos los animales (rumiantes y no rumiantes) y estos tienen influencia en diversos procesos tanto en situaciones de producción bajo pastoreo como en condiciones estabuladas. En el primero de los casos, el análisis del aporte resultad de mayor complejidad porque el aporte de estos nutrientes esenciales proviene de diversas y variadas fuentes, por ejemplo, una fuente de agua puede presentar una composición salina diferente a otra fuente de agua del mismo establecimiento aun sestando las dos a poca distancia. En el segundo de los casos, la mayoría de las dietas es producto de formulaciones previas en donde se establecen los contenidos no solo de minerales sino también de los demás nutrientes por lo que es común leer en su formulación que se ha agregado un núcleo mineral.
Un caso particular en donde se manifiesta la carencia mineral se da en los planteos productivos que se realizan en pastoreo y se dan condiciones de sequías prolongadas, viéndose afectada la disponibilidad de forraje.
Referido a las mejoras reproductivas que se dan en vacas pastoreando que recién suplementación mineral, han sido demostrados los efectos en diferentes estudios situados en distintas regiones del mundo. Como mejora general, se considera que el aumento del porcentaje de parición es de 20 puntos porcentuales pasando del 45% l 65% siempre y cuando se establezca la tecnología adecuada. En cuanto a parámetros productivos, se encuentran incrementos del 47% en kg de ternero por vaca destetada que ha recibido suplementación.
A modo de conclusión puede resumirse que la suplementación mineral en la mayoría de los casos presentará impactos positivos sobre todo cuando una proporción considerable del alimento proviene del forraje en pastoreo. El éxito de la misma depende de las metodologías que se implementen para una correcta distribución junto con un adecuado registro.