Las pariciones que se dan en las épocas correctas, de una manera homogénea, que permita un buen manejo, hacen que en los primeros meses de vida de las terneras no haya complicaciones, y que tanto el crecimiento, como el desarrollo, se dé sin problemas.
Esto ayuda a que la hembra pueda expresar su potencial genético dentro de los primeros meses de vida, haciendo que esté en óptimas condiciones al momento de llegar a su primer entorno.
Es clave que la madre tenga un buen estado corporal a la hora de parir, y que pueda producir la leche suficiente para que la ternera mame y complete correctamente su dieta. Sumado a la lactancia las pasturas tienen que ser de buena calidad y cantidad, en conjunto con el agua.
La posibilidad de tener buenas pasturas disponibles para los primeros meses de vida es clave para que puedan desarrollar de manera anticipada la flora y fauna necesaria para poder digerir y sacarle el mayor jugo posible a la nutrición de las pasturas. Esto influye directamente en el estado corporal que va a tener la vaquillona a futuro.
Esto ayuda directamente a la calidad del rodeo en general, ya que de esta manera se pueden lograr animales de buen peso antes de tiempo, con la posibilidad de poder elegir buenas hembras de reposición. Estos animales suelen ser la cabeza de parición, que son las que más desarrolladas están y las que más expresan las condiciones que el productor busca.
Cuantas más cabezas de parición haya, mayor es la posibilidad de elegir correctamente una buena hembra para que se convierta en vaca de cría y que disemine genéticamente en nuestro rodeo sus cualidades.
Son decisiones que hacen que se tenga una mirada a largo plazo, ya que el rédito de esta decisión se ve a futuro y no en el corto plazo.
Una vez que las hembras están en buen estado corporal y bien desarrolladas, están listas para poder ser servidas y entoradas, sin que les impacte de manera negativa en su estado corporal a futuro.
Dependiendo el manejo y planteó que haga el productor, el primer entore puede ser a los 15 meses, 24 meses o veinte meses.
Es de esperar y entender que cuanto antes se pueda preñar una hembra, antes se puede sacar un ternero y más cantidad de terneros puede llegar a producir en toda la vida útil del animal, haciendo más rentable a cada una de nuestras vacas del rodeo.
De todas formas, es algo complicado ya que preñar una vaca antes de tiempo y sin que este desarrollada de manera adecuada, puede transformarse en algo que genere un impacto diferente al que se busca, haciendo que la productividad del animal sea muy baja y poco eficiente.
Cuando el foco del productor está en poder entorar a las vaquillonas a los quince meses, su planteo productivo tiene que estar muy bien planificado.
Primero que nada, el estado corporal y la alimentación en los primeros seis meses de vida es clave. Su estado debe estar por encima de la media, para que pueda sacar ventaja en cuanto a su desarrollo fisiológico.
Esto significa que la ganancia de peso diario por animal debe ser alta y esto está atado directamente a la alimentación del rodeo. En estos casos se debe estar muy atento a la productividad de leche de la madre y de la calidad de las pasturas. Si la calidad de las pasturas o de la leche materna no tienen la calidad suficiente, se debe suplementar para que pueda ganar el peso suficiente, si se quiere lograr el objetivo
Una vez destetada, la hembra debe tener también acceso a pasturas de excelente calidad que le permitan desarrollarse correctamente y que en ningún momento la curva de ganancia de peso diaria tenga una curva con pendiente negativa.
Si bien depende de la genética y los animales que componen al rodeo, un buen factor o parámetro que se utiliza frecuentemente para determinar si está lista para ser entorada o no es el peso. En términos generales un buen peso para ser entorada es de 270 kilos.
Esto significa que si se desteta el animal a los 7 meses con 180 kilos en promedio, y se la quiere entorar con 270 kilos a los 15 meses, la ganancia de peso diaria de ese animal tiene que ser de 375 gramos.
Esta cuenta surge de dividir la necesidad de kilos (90) por la cantidad de días que tiene para cumplir el objetivo (240). 90/240=0,375 kg/día.
Hay hembras que por diversos motivos, no logran llegar a ese peso para ser entoradas. Es mejor dejar pasar el entore y hacerlo en otro momento, que entorarlas con un bajo peso. Es una decisión que va a pasarnos factura en un futuro.
En estos casos lo que se hace es apuntar a hacer el entore a los 20 meses. Aquellas hembras que estaban destinadas a ser entoradas a los quince meses y que no llegaron y mismo aquellas que apuntaban a ser preñadas a los 24 meses, pero que se adelantaron y se desarrollaron precozmente, son las que entran en este momento de entore.
Dependiendo el manejo y el ambiente en el cual se esté produciendo puede ser bueno a o no hacer este entore. En algunos casos, debido a que el momento de parir no va a ser el más adecuado, es preferible dejar pasar este periodo, y no entorarla a los 20 meses, sino que a los 25/27 meses y que la parición concuerde con los momentos en donde hay mayor calidad de pasto para que la vaca esté en el mejor estado corporal posible.
El entore a los dos años, que en términos generales suele darse a los 25 o 27 meses de edad, se da en aquellos casos en donde la productividad del campo es relativamente baja. Esto se debe a que el animal necesita más tiempo para lograr ese peso de preñez y la capacidad de aumento de peso diario es baja.
Como se comentaba anteriormente, cuanto antes se logren animales pesados y bien desarrollados, antes se va a lograr un ternero, aumentando la rentabilidad por individuo.