Uno de los momentos claves y críticos que se da en los planteos ganaderos de cría, es cuando se junta la hacienda y se hace la detección de preñez. Es un momento determinante en donde se refleja el esfuerzo y las decisiones que se tomaron durante todo el año anterior.
Es un dato fundamental para poder tomar decisiones, saber en donde se está parado y analizar la situación productiva. Nos da la oportunidad de poder hacer un buen estudio, un análisis objetivo de la situación, en donde se deben tener en cuenta todos los factores que intervienen en este parámetro, para poder tomar decisiones que hagan a la mejora de la cuestión.
De esta manera, uno también puede mejorar su rodeo, eliminando todas aquellas vacas que no fueron preñadas. Se debe tener en cuenta que las vacas que no se preñaron en el mismo ambiente y bajo las mismas condiciones que el resto, son animales que no se adaptan al manejo nuestro o que por algún motivo, no es eficiente en nuestro planteo.
Con el tiempo, sacando aquellas vacas vacías, los índices de preñez sin duda van a subir, ya que se dejan de lado los animales que no producen, cambiándolos por animales que si lo hacen.
Con el avance tecnológico y la disposición de herramientas disruptivas, hoy es posible poder determinar de manera prematura si una vaca está preñada o no. Esto es una gran ventaja ya que permite tomar decisiones de antemano y aprovechar de una manera más eficiente los recursos.
Dentro de los treinta días post servicio, se puede hacer una ecografía para poder saber la situación gestacional del animal, como así también el tacto, dentro de los dos meses post servicio. Son métodos complementarios, no excluyentes, que pueden ser utilizados ambos.
Una de las cuestiones claves para que una vaca se preñe luego de haber parido, es su condición corporal y el acceso no restringido a alimento, en cantidad y en calidad. Este factor es uno de los que más determina el porcentaje de preñez de los rodeos de cría.
Además de que el ciclo de la vaca sea fértil, también lo debe ser el toro que la monta, el cual debe tener una alta efectividad de preñez, para que el resto del esfuerzo de manejo se exprese.
Cuanto antes entre en celo una vaca después de haber parido, mayor va a ser el retorno económico para el productor. Que esto suceda depende básicamente del estado corporal que tiene la vaca a la hora de parir el ternero, la capacidad de ganancia diaria post parto, la edad de la vaca, la salud, y la presencia de toros que fomenten el ciclado.
Cuando todas las condiciones están dadas, es decir, buena salud y alimento suficiente, los factores que mandan a la hora de efectivizar una preñez, es la fertilidad tanto del toro como la de la vaca.
Es por eso que es fundamental tener toros de calidad y poner el foco en armar un rodeo de vacas que tengan altos índices de preñez, descartando aquellas que quedan vacías.
La fertilidad de la vaca, está dada principalmente por el periodo que hay del paro hasta el servicio y por la fluctuación corporal y de peso que sufre en los periodos de monta.
En los rodeos donde, como se comentaba anteriormente, las condiciones de salud y alimento están dadas, por lo general el primer cuarto de las vacas entran en celo dentro del segundo mes, mientras que el resto, es decir, la totalidad de rodeo tiene un celo dentro de los tres meses post parto.
Es muy importante tener en cuenta que el objetivo primero del ganadero es poder lograr un ternero por vaca por año, y esto se logra únicamente haciendo que la vaca se preñe lo antes posible, ya que si se estira mucho el periodo entre el parto y el primer celo, la probabilidad de que esto suceda es baja.
Además, cuanto antes se tenga el ternero, el promedio de los mismos va a ser de una mayor edad y por ende van a ser más pesados y, en general, con una mejor condición corporal.
Esto es importante ya que una de las decisiones que se toman a la hora de decidir el destete, es la edad del animal y su peso, lo cual hace que una aparición temprana, destete a terneros con mayor cantidad de kilos.
Se estima en términos generales, que por cada celo que una vaca no queda preñada, se tiene una pérdida en cuanto a costo de oportunidad en kilos de entre veinticinco y treinta kilos a la hora de destetar, y a su vez a medida que pasa el tiempo, cae la probabilidad de que al próximo año, la vaca quede preñada.
Cuando se hace el tacto o la ecografía, se deben descartar y sacar del rodeo, para la venta, a todas aquellas vacas que quedaron vacías. Esto hace que uno de los parámetros de selección sea pura y exclusivamente por fertilidad, que como se comentó antes, es uno de los factores determinantes para poder lograr altos índices de preñez.
En general lo que se hace es apartar esas vacas y engordarlas con el fin de venderlas con la mayor cantidad de kilos posibles para sacar una mayor rentabilidad. En algunos casos, lo que se hace es castrarlas, para así de esa manera, poder generar una carne con mejores características, que tengan una calidad sobresaliente, la cual sea recompensada en el precio y tener una mayor rentabilidad individual por animal.
Cuando los índices de preñez en los establecimientos ganaderos son más bien bajos con respecto al promedio de la zona y a su vez lo viene siendo durante mucho tiempo, por lo general los motivos por los cuales esto sucede es básicamente por cuestiones o problemas sanitarios, de manejo o nutricionales.
De esta manera, haciendo un análisis en cada uno de estos puntos, uno puede determinar dónde es que está flojo, para poder mejorar en ese aspecto y por ende, aumentar así el índice global de preñez.