Los partos complicados, conocidos como distocia bovina, es una de las problemáticas que mayor impacto tiene de manera negativa en los índices de parición. Suele suceder de manera normal, que las vaquillonas que tienen el primer ternero, tengan este tipo de problemas. Un porcentaje muy alto de esta categoría necesita ayuda a la hora del parto.
Esta problemática genera un costo en la producción, ya que por un lado se puede llegar a perder y ocasionar la muerte tanto del ternero como de la madre, por otro lado requiere asistencia técnica que también tiene un valor, o un costo oculto en donde ese personal podría estar haciendo otra cosa, y por otro lado, esa vaquillona puede quedar sentida y retrasar su próxima preñez.
Este tipo de problemas no suele suceder en ambientes salvajes ya que el cruzamiento suele darse de manera natural, donde hay una selección donde predomina el más apto para cada animal. En el caso de los animales domesticados, en donde el hombre interviene en ese cruzamiento, estos problemas pueden y suelen presentarse.
Si bien hay muchas razones por las cuales se puede generar la distocia, hay tres fundamentales o que predominan como causantes:
-Los terneros tienen un alto peso al nacer, en comparación al canal de parto que posee la vaquillona. Esto está dado por el alimento que se le da y la genética con la cual se la cruzó.
-El ternero a la hora de salir del vientre de la madre está mal posicionado
-La vaquillona no hace la fuerza necesaria para poder expulsar al ternero. Esto si bien puede ser causado por una mala alimentación durante el periodo anterior al parto, se demostró que existen cuestiones hereditarias que hagan que la vaca sea “vaga” para hacer el trabajo de parto.
En ciertas situaciones, el causante de un mal parto son las tres causas nombradas anteriormente, lo que inevitablemente requiere atención especializada.
De todas formas, hay muchos factores que afectan a la distocia, por lo general no hay un solo causante. La DFP, desproporción feto pélvica, es una desproporción que existe entre la pelvis de la madre y el tamaño del ternero, que suele ser, como se nombro anteriormente uno de los principales problemas, que se suman a otras cuestiones para generar los problemas de parto.
Al ser un problema multicausal, es decir, provocado por más de una variable, en muchos casos es muy difícil poder determinar.
De todas formas, los factores que ayudan a que haya problemas de parto se pueden dividir en tres grandes grupos: las cuestiones que provengan de la genética de la madre, las cuestiones que provengan de la genética del padre, y las cuestiones que provengan del ambiente y la dieta.
La madurez y la fisiología de la madre, en conjunto con su tamaño pélvico y su característica de predisposición al trabajo, hacen a los causantes del primer grupo.
El peso al nacer del ternero, es una de las características que más afectan a los problemas de parto y es una característica aportada principalmente por la genética del padre. Como así también su estructura y conformación, que hacen más fácil o más difícil su parto.
Tanto el exceso de comida como la falta de comida, es una causante de la distocia. En el primer caso, hace que la vaquillona no tenga la energía suficiente como para poder hacer el trabajo de parto, y en el segundo, el exceso de comida, el cual le genera obesidad, hace que el canal de parto se achique debido a la grasa, y al ternero le cueste más aún salir hacia el exterior.
Está demostrado que dietas altas en proteína en los primeros meses de gestación, influyen de una manera exponencial en el peso al nacer del ternero.
Para poder reducir los casos de distocia en los rodeos de cría, se debe tener en cuenta que las medidas a tomar no solo son para reducir el porcentaje de casos que existen actualmente, sino que también hacer foco en que a futuro, este porcentaje se reduzca.
Las medidas que se toman para reducir los problemas actuales, son aquellas que buscan tener respuestas inmediatas y que en general los efectos no tienen perdurabilidad. Ayudan a que en esta aparición los problemas no se expresen pero si en la siguiente partición.
En contrapartida a esto, las medidas que se toman para poder reducir de manera gradual la distopía, tienen respuestas más bien lentas, pero con efectos a largo plazo que vienen principalmente de hacer cambios genéticos dentro del rodeo.
En general, en los establecimientos ganaderos argentinos, siempre se tendió a atacar este problema con una mirada más bien a corto plazo, haciendo cambio en las dietas, y estando más atento en los periodos de parición. Por suerte, esta mirada cambió, y ahora las decisiones se están tomando con una mirada más a largo plazo, esto ayudado por las nuevas tecnologías y la mayor facilidad de introducir genética dentro de los rodeos que permitan minimizar el problema.
Se debe entender, que la única manera de poder combatir esto, es hacer la selección genética, teniendo como prioridad el bajo peso al nacer del ternero y con una alta facilidad de parto, dándole la posibilidad a la vaquillona y a la vaca de poder tener al ternero sin dificultad ni ayuda por parte del recorredor. Si el foco no está puesto en esta característica, es solo cuestión de tiempo y un tapón al problema.
Esto se logra prácticamente con el manejo, tanto de la alimentación, como la elección del padre y de la madre. Con el manejo de estas tres variables, el problema puede ser erradicado del campo de manera casi completa y poder tener altos índices de parición, sin mortandad y sin necesidad de que el personal esté al pie de la madre para ayudarla a que estos índices se mantengan.
Si bien es un proceso que lleva tiempo y mucho trabajo al principio, sin duda el esfuerzo, cuando se logra el equilibrio y la expresión del gen que uno quiso introducir, vale la pena.