Cuando se habla de la ganadería, por lo general se tiende a pensar que esa producción de la cual se está hablando, es destinada a producir carne. Es verdad que es más común asociar a la vaca con la carne que con la leche.
Existen otros fines en el ganado además del cárnico y lechero, también hay algunos animales que sirven para trabajo, o para trabajo y leche o carne, o también, de triple propósito; trabajo, carne y leche.
Además de las formas en las cuales se debe manejar el ganado en cada una de estas producciones, el biotipo del animal que es destinado a esa actividad, también es muy diferente.
Primero se debe entender el concepto de biotipo. El biotipo es un grupo de características que tienen en común cada uno de los animales que conforman un rodeo y que sirven, o están más preparados para una, u otra actividad.
No se debe confundir con el concepto de raza, ya que este se encuentra por debajo, es decir, hay muchas razas que pertenecen a un solo biotipo.
Así como evolucionó la industria, de la mano fue evolucionando la genética de los animales y su biotipo. La necesidad de tener animales que produzcan rápido y de manera eficiente y barata hicieron que los animales de hace 100 años no sean los mismos animales con los cuales se produce carne.
En paralelo con la industrialización también se modificó el paladar de la gente y la exigencia a la hora de comer determinados cortes, con determinadas características.
En la producción de carne el foco, para lograr los cambios y satisfacer la demanda del mercado y de los consumidores, está en los toros y reproductores. Hoy por hoy, los nuevos animales, conocidos como “new type” están seleccionados para crecer rápidamente, con el menor alimento posible, con la grasa depositada de una manera determinada y que al final del ciclo, tenga un tamaño de faena considerable.
Quienes se ocupan de generar reproductores que expresen todas estas cuestiones nombradas anteriormente, son las cabañas.
No se debe olvidar, y se debe tener muy en cuenta, que la selección tiene que ser explícitamente por funcionalidad y no por el mero hecho de que sean animales lindos a la vista. Se suele asociar cabaña con animales de exposición, que son simplemente agradables a la vista pero que cuando salen al campo no sirven para lo que se pensó.
El foco de las cabañas debe ser producir una genética que esté apta para producir terneros y novillos pesados, y hembras fértiles.
El cliente de las cabañas son los productores de cría e invernada, quienes miran un aspecto fundamental que influye directamente a su producción; el crecimiento a lo largo del tiempo.
Por otro lado también están las exigencias por parte de la industria del frigorífico que busca novillos con características específicas, que a veces son difíciles de congeniar con lo que el productor busca.
Básicamente los frigoríficos buscan comprar novillos que no tengan mucha grasa o que tengan lo necesario bien distribuida y que tengan un buen rendimiento al gancho. Esto quiere decir que sean animales con poco desperdicio y que no haya una merma muy grande entre el peso en pie y el peso una vez despostado.
Es sabido que se necesita más kilos de alimento para producir un kilo de carne sin grasa que un kilo de carne con grasa, es por eso, que existe un punto de encuentro entre el productor y el frigorífico en buscar carne o animales más bien magros.
Cuando se nombraba anteriormente al “new type”, se hace referencia, por ejemplo, a esta característica. Los animales de antes eran mucho más grasientos que los que se pueden ver hoy en día.
Son animales que a la vista, tienden a ser más alargados, con patas más largas, como dando la sensación de ser más ágiles. Tienen la característica que de ser más precoces en cuanto a su desarrollo, lo que le permite por un lado terminar su ciclo más rápido y con menor alimento, dejándole el campo libre a los siguientes animales, y por otro lado, en el caso de las hembras, tener una cría antes de tiempo.
Antes se entoraban a las vaquillonas con 24 meses mientras que la genética de hoy en día permite que lo hagan a los 15 y que a los 24 meses estén pariendo.
Es verdad que todas estas cuestiones van a estar determinadas por el manejo que se les haga y el tipo de dieta y alimentación que se le de, pero en definitiva, va a depender específicamente de los genes.
En el caso de las vacas lecheras, las cuestiones a considerar son diferentes que las del biotipo cárnico, por la propia naturaleza de su producción.
No se comporta de igual manera que el animal con fines cárnicos respecto a las consideraciones visuales, ya que se puede deducir que un animal es bueno o malo, directamente con la producción de leche; la tecnología de hoy en día permite que se registre de manera periódica los litros de leche producidos por cada individuo y analizar su evolución.
De todas maneras existe una correlación entre el tamaño de sus ubres y el tamaño de su cuerpo.
Lo que se busca, debido a esto, es que sean animales más bien grandes, que tengan patas con ciertas características y de buen apoyo para que puedan soportar las ubres. A la vista se busca que sea un animal, visto desde arriba con forma de triángulo, es decir, que sean más anchos de atrás que de adelante. Esto se debe a que entre las dos patas traseras tienen que estar las ubres llenas de leche y que no imposibiliten su caminar.
Una gran diferencia que se puede notar entre estos biotipos es que las vacas lecheras son mucho más flacas, hasta casi raquíticas, respecto a las de tipo cárnico y básicamente esto se debe a que el fin de sus reservas está destinado principalmente a la producción de leche.