Los forrajes puede ser utilizados en dos momentos, uno cuando se encuentra en pie y el animal lo aprovecha directamente en el campo, cosechando el mismo con su boca, y el otro momento de utilizarlos es por medio de suplemento en épocas donde es necesario dosificar, ya que el campo no produce lo suficiente como para poder cubrir la demanda del rodeo, y se usa el excedente de lo que el campo produjo en otro periodo, donde la oferta de forraje era mayor que la demanda del rodeo.
El excedente del forraje para que pueda ser aprovechado en el momento en el cual el productor decide, o tiene la necesidad de hacerlo, debe ser conservado de una manera determinada para que el mismo no pierda sus cualidades nutritivas, o sea lo más parecido a la planta en pie a la hora de utilizarlo y qué mismo no se pudra con el tiempo.
Uno de los métodos que existe para la conservación del forraje es lo que se conoce como silo.
Hay varios tipos de silo, como son los denominados trinchera, silos aéreos y silo bolsa.
El silo trinchera es el que está formado por zanjas que se encuentran abiertas directamente sobre la tierra. No hay un tamaño estándar determinado, pero sí es sabido que siempre es mejor hacer varias zanjas que tengan un menor tamaño, que tener una zanja de gran tamaño y allí conservar el forraje.
En cuanto a la profundidad de la zanja, tampoco es algo estándar, ya que depende mucho de las características del suelo y del ambiente en el cual se esté realizando el silo. La cercanía de la napa freática y las características edáficas del suelo son las que van a mandar principalmente en la decisión de determinar la profundidad de la zanja.
Si la napa está muy cerca del forraje, lo que va a suceder es que en los periodos en los cuales las lluvias son muy grandes, la misma va a subir, y la primera parte del forraje se va a humedecer y va a tender a pudrirse.
La forma de las napas si son estándar, y deben ser en forma de “V”. Las paredes laterales tienen que tener cierto grado hacia adentro de declive y no a noventa grados como si fuese un rectángulo. Mismo el piso debe tener cierta inclinación, no puede ser derecho, sino que tiene que tener la pendiente suficiente como para poder sacar el excedente de agua, si es necesario.
Una vez realizada la zanja, se la debe llenar con el forraje por encima del nivel del suelo a la hora de taparlo y debe estar lo suficientemente llena como para que cuando se produzca el fenómeno de fermentación y el volumen caiga, siga estando por encima del nivel del suelo, ya que caso contrario, cuando llueve se puede generar una suerte de pileta y hacer que la humedad pase al forraje y en consecuencia el mismo se descomponga.
El silo aéreo es algo similar al anterior pero todo el forraje es apilado directamente sobre el suelo, sin hacer ningún pozo, pero con un material que actúe de aislante entre el mismo suelo y el forraje, siendo dispuesto y compactado de una manera determinada.
La forma de este tipo de silo tampoco tiene un estándar pero sí en términos generales suelen tener una forma más bien circular y rectangular.
El forraje cuando se lo va acomodando en el silo aéreo, se lo va llenando hacia adentro de manera tal en la que la forma sea más bien encorvada, como una “U” invertida para que el agua que cae de la lluvia no se quede acumulada en el centro y que escurra hacia afuera.
Una vez realizado el montículo, con la dispersión y la forma adecuada, se le pone por encima un plástico y algo que le genere peso para que el silo se mantenga compactado y el mismo plástico no se vuele.
En la práctica lo que se le suele poner para que esto no suceda son gomas viejas de los tractores o camiones o mismo bolsas de tierra que tienen gran peso y no tienen costo económico.
Tanto en este siglo como en el anterior se suele recomendar que se le haga una suerte de canaleta alrededor, y que siga el mismo desnivel del terreno, para que todo ese excedente de agua, se escurra y no quede acumulado ahí, aumentando la humedad y las posibilidades de putrefacción.
Por último, y el más conocido, es el silo bolsa, el que más se suele ver en los campos y el que más es reconocido a simple vista.
Todo el forraje que es picado es metido en una bolsa de una forma cilíndrica y alargada, a presión, como si fuese un chorizo, que va a lo largo del suelo, y que es realizado con una máquina especial que recibe el material y lo empuja a presión armando ese chorizo alargado.
A diferencia del resto de los métodos, este es el que más rápido se realiza, el que más rápido se confecciona y por sobre todas las cosas tiene la capacidad o la posibilidad de, que ante alguna eventualidad en medio del proceso, se le pueda poner una pausa al trabajo y retomar al otro día, o cuando las condiciones mejoren para hacerlo.
Otra ventaja es que al ser compactado con una máquina y no con el propio peso del forraje, el proceso es más eficiente, como así también más rápido, siendo una muy buena alternativa para manejar volúmenes grandes.
Si bien todos los puntos nombrados anteriormente son una ventaja, tiene la desventaja de que para hacer este tipo de conservación se debe o tener la máquina para hacerlo o contratar el servicio, que por un lado es un costo más, y por otro, no siempre los contratistas están dispuestos en el momento en el cual uno quiere hacer el corte.
Además de la máquina se necesita mucho personal, ya que se necesita un tractor que corte y piqué el forraje, otro que acarree el forraje picado y otro que lo embute en el silo bolsa.