En los rodeos de cría, los requerimientos que se tienen a nivel nutricional por parte de las vacas, son muy distintos durante el periodo entre los partos. Esto hace que se deba ser lo más cauteloso para poder lograr que todas paran en el mismo momento y poder manejarlas todas de una manera homogénea y eficiente a la hora de plantear la dieta para este periodo.
Estas variaciones están dadas básicamente por cambios como por ejemplo lactancia, cambio de peso, etc.
El objetivo del productor ganadero que se dedica específicamente a la cría está en poder producir un ternero por vaca por año. Esto hace que el tiempo entre parto y parto sea de doce meses, es decir un año.
Durante los primeros siete meses los requerimientos son altos, ya que debe empezar a gestar el ternero, alimentándose de manera significativa antes de parir, ya que el ternero crece de manera exponencial dentro de la panza y por otro lado debe producir la suficiente cantidad de leche para amamantarlo de manera correcta luego de parirlo.
Es lógico pensar que cuanto más necesita la vaca para gestar el ternero y producir la leche, mas va a ser el alimento que necesita para poder cumplir ese objetivo. Altos requerimientos, como sucede en el periodo pre parto, hacen que el alimento que se le dé sea de altísima calidad y con una gran capacidad de digestión.
Se debe tener en cuenta, que como se dijo anteriormente, el mayor requerimiento que tiene la vaca es antes de parir el ternero ya que el crecimiento en esta etapa es muy grande. Esto trae aparejado, que al ser el ternero más grande, el espacio en el rumen sea menor.
Al ser el tamaño más pequeño, la vaca pierde capacidad de ingestión de alimento, viéndose obligada a cubrir sus requerimientos nutricionales en un espacio menor. Esto conlleva a que el alimento que se le debe suministrar en este periodo sea de altísima calidad.
Si bien la vaca puede usar sus reservas en este periodo, no es aconsejable que esto suceda ya que la condición corporal de la vaca a la hora de parir, está íntimamente relacionada con la capacidad de ese animal de entrar en celo y preñarse nuevamente en un periodo de tiempo corto. La fertilidad está dada por esa variación de peso, es por eso que la calidad del forraje que se le dé en este periodo es determinante a la hora de pensar en cumplir el objetivo productivo de lograr un ternero por vaca en un periodo de doce meses.
Un buen plan nutritivo es clave para lograr cubrir esas necesidades energéticas que requieren los vientres de nuestro rodeo.
Como se dijo anteriormente, la energía necesaria que tienen las vacas oscila a lo largo del año, y hacer que ese oscilamiento sea parejo entre todas es la solución para poder hacer una alimentación uniforme y que todas la vacas puedan cubrir sus requerimientos de manera correcta.
La solución para lograr la uniformidad es hacer lo que se conoce como servicio estacionado. Esto es una práctica que lo que busca es que justamente, los animales queden preñadas en una estación determinada, lo mas juntas posibles para que cuando llegue la época de parición, todas paran en el mismo momento y los requerimientos de cada una de ellas sean similares.
A medida que se acortan los periodos de servicio, es decir, en los cuales está el toro trabajando, mas chica va a ser la ventana y la diferencia entre los requerimientos nutricionales, tanto de las vacas como la de los terneros a futuro.
En términos generales el tiempo de servicio es de tres meses, pero lo ideal es que sea de dos meses para acortar esa brecha. De todas maneras, trabajando con esos tres meses de ventana, los resultados son muy buenos, dando la posibilidad de que la mayoría de las vacas se queden preñadas, logrando un alto porcentaje de preñez.
Estos tres meses no pueden ser al azar, tienen que ser pensados para que cuando la vaca tenga al ternero, esté disponible el alimento suficiente para poder justamente producir la leche suficiente y que se preñen nuevamente.
Al ser el momento de mayor requerimiento nutricional, debe caer en el periodo en donde el forraje sea de mayor calidad, digestibilidad y con alta disponibilidad. Esto quiere decir que la base forrajera es la que manda a la hora de determinar el periodo de servicio. Si bien entre regiones difiere ese periodo, dentro de las mismas regiones, diferentes ganaderos, con diferentes bases forrajeras, es cuando van a tener los picos productivos de pasto.
Lo ideal es que el servicio sea en el periodo en el cual es seguro que hay pasto disponible, que por lo general es el mes siguiente al invierno.
Este tipo de decisiones están dadas básicamente por la relación que hay entre la oferta de pasto que hay en el establecimiento y la demanda de los rodeos. Entendiendo esto, es ahí donde el ganadero debe pensar de qué manera puede inferir en cada una de esas variables; la cantidad de pasto y lo que la vaca o vaquillona necesita.
Una manera o práctica que el ganadero puede hacer para reducir los requerimientos nutricionales y disminuir su necesidad de comer alimento, es destete el ternero en un momento determinado, para que esté más liviana y no tenga la necesidad de producir leche, lo cual le aumenta el requerimiento nutricional.
Como se dijo anteriormente, cuando los requerimientos son más altos que lo que se le puede dar, la fertilidad del rodeo corre peligro, es por eso que la práctica nombrada en el párrafo anterior es una excelente herramienta para cumplir con el principal objetivo del ganadero.
Por lo general en los establecimientos ganaderos de la Argentina el destete se hace cuando el ternero tiene unos siete u ocho meses, y se lo conoce como destete tradicional.
En algunos casos se hace un destete precoz, alivianando la vaca antes, pero esto es algo a evaluar ya que se debe tener en cuenta que el ternero no recibió la leche suficiente, lo cual puede repercutir en su desempeño a futuro.