Las producciones ganaderas que se dedican especialmente a la cría, es decir a la producción de terneros, tienen un gran desafío, y es el de todos el mismo, tratar de producir un ternero por vaca por año, en la menor superficie posible, al menor costo posible, sin dañar los recursos y cuidando el bienestar animal.
Este tipo de producción tiene muchas variables que juegan y que tienen impacto en el cumplimiento de este objetivo, y es por eso que se debe estar muy atento y tratar de no dejar ningún cabo suelto, ya que si alguna de las variables que impactan en la productividad, está haciendo ruido, le traslada el error al resto de las variables.
Esto se logra haciendo las cosas de la mejor manera posible, y esto se ve de una manera clara, en la cual en todos los campos, con las mismas condiciones de suelo y de ambiente, algunos productores tienen buenos índices, y otros no.
A diferencia de la agricultura, la ganadería está un poco más retrasada en los avances tecnológicos. De todas maneras en los últimos años, la adaptación y la buena predisposición de los productores para tomar nuevas alternativas tecnológicas, aumentó de manera considerable, como así también, las herramientas tecnológicas que ayudan a los productores a mejorar sus índices productivos.
Esta diferencia en cuanto a la brecha que existe en la adaptación de la tecnología con respecto a la agricultura, está dada básicamente porque en la agricultura la prueba de algo innovador es mucho más fácil, ya que se trata en general de un insumo, que puede ser probado en una sola parte del lote, y no tomar un riesgo en toda la producción.
De esta forma, el agricultor puede probar un año, en una baja proporción, y si le funciono, si replicarlo en todo el campo, en la campaña siguiente.
En la ganadería, la cuestión es diferente, ya que por lo general, en vez de tratarse de tecnología de insumo como en el caso de la agricultura, las herramientas que sirven para mejorar los índices de productividad son tecnologías de proceso, que necesitan tiempo, adaptación, cierto riego, etc. Por supuesto que esto pone un techo y una barrera de entrada para la toma de tecnología, que afecta no solo al productor, que es quien quiere ser beneficiado, sino que también al proveedor de esa tecnología, al cual se le hace cuesta arriba el desarrollo, ya que tiene que luchar no solo con su propio producto, sino también con lo introducción del mismo en el mercado. Como se comentaba anteriormente, en la producción ganadera de cría, existen muchas variables que inciden en la productividad y que afectan a los índices y parámetros productivos, tanto de manera negativa, como de manera positiva.
Lo bueno de esto, es que haciendo foco en estos puntos, se puede mejorar de manera considerable la rentabilidad y los márgenes del negocio.
Algunas de estas variables de importancia son:
– Tener un buen equipo en el área gerencial, que tome buenas decisiones, que esté al tanto de las nuevas tecnologías existentes que hagan más fácil y eficiente el manejo y que baje línea de la forma de trabajo de manera correcta a quienes están en la diaria del campo y que su trabajo de escritorio se vea reflejado en el campo.
– Hacer un buen estudio, ensayos, observar y estar atentos a como está siendo la producción de forraje de los lotes, si está aumentando el crecimiento, como se comporta el aumento de kilos de materia seca diariamente en cada época, cómo está siendo la conversión a carne, la calidad y palatabilidad del mismo, como así también la resistencia o presencia de enfermedades.
– Tener el foco puesto en que cuanto mayor sea la carga que se esté manejando, sin perder condición corporal ni índices de celos y preñez, mayor va a ser la rentabilidad. Hacer planteos de rotaciones pastoriles con anticipación y bien prolijos, en conjunto con verdeos de verano y de invierno, para poder mantener la carga durante todo el año, de la manera más barata posible y con la mayor cantidad de pasto posible como base de la dieta.
– Usar de manera eficiente el forraje que se produce, aprovecharlo al máximo y hacer una buena logística para poder guardar todo lo que sobra en aquellos momentos en donde la oferta de pasto sobrepasa la demanda de los vacunos, para el periodo en donde esto se invierte y la demanda del rodeo es mayor que la que el campo produce, y de esa manera, poder suplir esos baches de la manera más barata posible, manteniendo justamente la carga de animales, sin tener que salir a venderlos por falta de forraje.
– Ser muy prolijos en el calendario de actividades y respetarlos a rajatabla, como son momentos en los cuales se va a largar los toros y realizar el entore, hacer el estudio de la condición corporal, momento de destetar a los terneros, etc.
– Si se toma la decisión de suplementar, hacerlo con la mayor anticipación posible, y de esa manera tener tiempo como para poder tomar la mejor decisión, si de sembrarlo o de salir a comprarlo. Si se toma la decisión de sembrarlo, poder programar la siembra y las rotaciones con la mayor anterioridad posible, y si se decide, salir a comprarlo, hacerlo con tiempo nos va a permitir hacer mejores arreglos financieros con el proveedor.
– El suelo es una variable clave que le va a dar perdurabilidad a los planteos, haciendo que con el paso del tiempo se pueda producir más y mejor, sin agotar los recursos. Buenas rotaciones, planteos y manejos, hacen posible que esto suceda y que los suelos jueguen a nuestro favor.
– Un buen plan sanitario es clave para tener animales sanos que puedan y tengan la capacidad de expresar todo su potencial.
– Por último y no menos importante, personal a campo que sea responsable y conocedor del trabajo, va a hacer que todo lo anterior y todo el trabajo y esfuerzo se vea reflejado directamente en los índices productivos.