Es sabido que las deyecciones de todos los animales tiene un efecto beneficioso para la tierra, inclusive la del ganado bovino. Se puede observar en los campos, como en los potreros en donde la tropa estuvo pastoreando, después de un tiempo determinado, en los lugares donde el ganado bosteo, tanto el rebrote como la cantidad de pasto en ese mismo lugar, es mayor, si uno la compara con el resto del lote.
Esto sucede porque la bosta y el orín contienen nutrientes, que son devueltos a la tierra, y el pasto los aprovecha para un mayor crecimiento.
Cuando los animales entran al lote a pastorear y hacen una defoliación a diente, tanto en una pastura, como en un rastrojo, el proceso de descomposición de la materia orgánica es favorecido por este mecanismo. Si esa materia orgánica se tuviese que descomponer de manera natural, sin la intervención de la vaca, el proceso sería mucho más lento y tardaría más tiempo en incorporarse al suelo. Eso hace a su vez que ciertos nutrientes se liberan en menor medida que como si lo hiciesen cuando pasan por el tracto digestivo del bovino.
Se debe tener en cuenta, que cuando el animal pastorea, esa hoja de pasto, contiene nutrientes, los cuales fueron sacados del suelo. Existe una exportación de nutrientes del suelo, por parte del animal, que se da por medio de la pastura como intermediaria. Según el animal va a ser la cantidad de nutrientes que se extraigan y mismo el tipo de producción que se esté haciendo. No es lo mismo la producción de leche que la de carne, mismo por la forma de pastorear.
Es por este motivo que lo que se debe lograr en los sistemas ganaderos, es que la mayor cantidad de orina y bosta vuelvan al suelo. No solo pensar en que vuelvan al suelo, sino que en lo posible, que vuelvan al lugar de donde se lo extrajo. Es decir, que lo que se comió en un lote, sea bosteado en ese mismo lote y no en otro, para que no haya una exportación de nutrientes de una parcela a otra.
La bosta y la orina le otorga materia orgánica al suelo, que tienen un efecto positivo no solo a niveles nutricionales sino que también a niveles físicos, mejorando la estructura del mismo.
En este aspecto actúa como una suerte de pegamento que hace que las partículas del suelo se mantengan unidas con la fuerza suficiente para que no haya erosión.
A su vez los efectos son positivos en cuanto a la retención de agua y la permeabilidad y la no compactación.
En cuanto a la devolución de nutrientes al suelo, el aporte que tienen cada una de las deyecciones, es diferente según el elemento del cual se esté hablando. En el caso de las bostas, el aporte de fósforo es mucho mayor con respecto al del orín, mientras que el aporte del nitrógeno es mucho mayor por parte de orín con respecto a la bosta. Lo mismo sucede con el calcio y el magnesio que es aportado principalmente por la bosta, mientras que el potasio es aportado en su mayoría por el orín.
Haciendo un ejemplo de manejo, uno podría mostrar en números el impacto del buen manejo de la bosta y el orín y la cantidad de kilos de material orgánico, sumado a los nutrientes que también conlleva, que se le devuelven al suelo.
Supongamos que a un lote de 20 hectáreas, lo dividimos en dos, para hacer un manejo diferenciado. Es decir, dos lotes de 10 hectáreas con un manejo distinto cada uno.
Tanto en el lote uno como en el lote dos, se realizan pastoreos rotativos, donde hay cambio de parcelas y suplemento con silaje de maíz y grano. La diferencia es que en el caso uno, el suplemento se lo da en cada una de las parcelas, y en el caso dos afuera, en un piquete aparte en donde los animales se quedan ahí consumiendo el suplemento. Es decir, en uno las deyecciones vuelven al lote, y en el otro no. Lo mismo sucede con el agua. En el caso uno el suministro de agua se hace en cada una de las parcelas de manera individual, es decir, los animales no tienen que salir del lote para ir a tomar agua, y en el caso dos, se encuentra en el mismo piquete que el suplemento. Las vacas cuando van a tomar agua, suelen bostear y orinar al lado del bebedero, haciendo que en el caso uno esto suceda en la misma parcela.
Entendiendo que son 100 vacas por lote (ambos casos), que consumen aproximadamente 12 kilos de materia seca cada una por día, con una digestibilidad del 60%, es decir, el 40 % de lo que consumen vuelve en forma de orina y bosta, el aporte que tendrían en total, las vacas en conjunto, sería de 480 kilos. Esta cuenta surge de multiplicar la cantidad total de vacas, por el consumo que tiene cada una de ellas, calculando la digestibilidad de ese material, que es lo que el animal aprovecha, usándolo para cumplir sus funciones vitales y para transformar en carne, y el resto, es lo que no aprovecha y que devuelve al exterior en forma de orín y bosta.
Si de esos 480 kilos de deyecciones que son aportados por los animales, se logra distribuir el 45 % de manera homogénea en cada una de las parcelas, como en el caso uno, en donde la ración se la da en la propia parcela y no por fuera, como así también la bebida, se estaría aportando y distribuyendo 216 kilos por día. En el caso dos esto no sucedería porque estarían distribuidas dentro del piquete y no en la parcela.
Supongamos que el pastoreo dura 90 días, el aporte total en el lote 1 es de 19440 kilos de material orgánico. En números se puede ver, lo que uno deja de devolverle al suelo si las deyecciones no son realizadas dentro de la misma parcela.