Se denomina pastizal natural a aquellas comunidades integradas por distintas especies vegetales que interactúan entre sí y con el ambiente en que se encuentran. En base a la composición y las interacciones se conforman diferentes tipos de pastizales. Pueden ser desde pastizales propiamente dichos (cuando están dominados por gramíneas exclusivamente) a aquellos en los que coexisten gramíneas, herbáceas no gramíneas y especies leñosas (árboles y arbustos). Para estos últimos la densidad y composición de las especies leñosas determina la clasificación en monte o sabana.
Las interacciones que se producen entre las especies que lo integran, ya sea inter o intra especies, hace referencia a los eventos de competencia por recursos como ser espacio, luz, agua y nutriente. También se encuentran relaciones de simbiosis y sinergia, como son los microorganismos fijadores de nitrógeno o solubizadores de fósforo.
Finalmente, una última caracterización establece una categorización en función del ambiente donde se encuentre el pastizal o la posición topográfica que ocupa dentro del relieve. Es así que se conocen pastizales de lomas, de bajos (dulces o alcalinos), etc.
Puede afirmarse que en general casi toda el área cubierta por pastizales naturales del país, se encuentra en distintos grados de degradación. Para citar un ejemplo de degradación se mencionan los pastizales del Chaco árido argentino en donde la pérdida de biodiversidad y productividad a causa del sobrepastoreo por animales domésticos es evidente.
Pastizales de ecosistemas áridos y semiáridos
Los ecosistemas áridos y semiáridos cubren una gran superficie nuestro país. En la argentina las zonas áridas y semiáridas se ubican en las regiones de Puna, Chaco (árido, semiárido), Valles Áridos, Monte y Patagonia y ocupan alrededor de 2.700.000 km2, equivaliendo en conjunto a las tres cuartas partes de la superficie total del país.
La degradación de esos ambientes a causa del uso antrópico es un problema que adquiere cada vez mayor seriedad y su rehabilitación resulta de vital importancia desde el punto de vista productivo y ecológico.
Estrategias de intervención
Quiroga et al, establecieron que las estrategias más frecuentes para recuperar la vegetación en áreas degradadas incluyen la siembra de especies forrajeras, tratamientos para mejorar las características del suelo, o la creación de micrositios favorables para el establecimiento y el crecimiento de las plantas. La probabilidad de lograr buenos resultados con las prácticas orientadas a recuperar la vegetación de los pastizales degradados, tiende a disminuir con la marginalidad del ambiente en el cual se encuentra.
En base a esta afirmación anterior es que la fragilidad de los ecosistemas pastoriles y su capacidad de recuperación está afectada por la precipitación media anual, menor disponibilidad de nutrientes en el suelo, estado de degradación inicial, etc.
La degradación por un uso inapropiado de los pastizales limita la productividad primaria y secundaria, considerando a esta última como la producción ganadera que pueda obtenerse de ese recurso. La degradación puede caracterizarse mediante la observación y cuantificación de algunos indicadores basado en el ambiente como ser: presencia de arbustos y densidad, densidad y clasificación de gramíneas por valor forrajero, videncias de erosión hídrica y eólica (arrastre del suelo, la formación de cárcavas y zanjas, desagregación, remoción y transporte de partículas de suelo, etc.).
Algunas de las estrategias principales de intervención para revertir o mitigar los procesos de degradación en pastizales naturales son: clausura, exclusión del pastoreo planificada, control de leñosas (mediante control químico o medios mecánicos), desmonte (total o selectivo), quema prescripta e intersiembra. En el presente artículo se tratarán clausura, exclusión del pastoreo planificada, control de leñosas (mediante control químico) y rolado
Descripción de las estrategias:
Clausura:
Se considera clausura a la exclusión de animales que pastoree del pastoreo por más de dos años. La duración se determina en base a la condición inicial del sistema y la condición esperada luego de la intervención. Es importante considerar que esta práctica implica sacrificar cierta superficie del establecimiento. Sin embargo, seguir utilizando esos potreros en donde se registra degradación severa, la oferta es de bajo forraje consumible y en general de muy baja calidad y digestibilidad, producto de la pérdida de especies de buen valor forrajero.
Exclusión del pastoreo planificada:
Este concepto debe diferenciarse del anterior. exclusión del concepto clausura. En este método, los descansos son de mayor duración y la superficie afectada es de mayor magnitud, acumulando el forraje producido. Se suma que, la alta carga instantánea que requiere la implementación de esta estrategia, permite un mejor control de la selectividad por parte de los animales que pastorean. Altas cargas determinan una mejor eficiencia de cosecha y un mayor grado de utilización sin resentir la productividad de las especies valiosas.
Control químico:
Esta estrategia se basa en el uso diferentes herbicidas y/o arbusticidas con el objetivo de producir la muerte o en otros casos el debilitamiento de las especies.
Producto de desmanejos que dieron lugar a consumos selectivos por parte de los herbívoros domésticos, se modifican las proporciones de los individuos que componen el sistema, con el consecuente aumento en la densidad de leñosas, arbustivas y pajas, por ser especies de menor palatabilidad. Sumado a la baja en la calidad se agrega el impedimento para el acceso al pastoreo que representan estas especies. El control del monte con herbicidas depende de varios factores como ser susceptibilidad de las especies en base al crecimiento óptimo de la planta, dosis de aplicación, método y época del tratamiento. Si bien es una estrategia que, realizada correctamente logra un control eficaz, puede representar un costo elevado por la demanda eventual de mano de obra para su ejecución, basado en lo expresado en el párrafo anterior.
Rolado:
El rolado consiste en el uso de un cilindro de dimensiones variables con cuchillas en el perímetro del mismo dispuesta de manera perpendicular al sentido de avance. Adema et al en 2003, concluyen luego de experiencias en campos de la provincia de La Pampa que los restos de arbustos que pasan a formar parte de la cobertura de broza sobre la superficie, así como el aumento de la rugosidad del suelo provocado por las cuchillas del rolo, contribuyen a incrementar la humedad edáfica. Esto es consecuencia de la reducción del escurrimiento y el aumento de la infiltración de agua en el perfil. Estos valores muestran que la productividad media del pastizal rolado fue 91 % mayor que la del pastizal natural, como consecuencia del mejor aprovechamiento del agua edáfica por parte el estrato graminoso – herbáceo. A diferencia de los métodos químicos esta estrategia también impacta en las condiciones de suelo ya que hay una mayor captación de agua, se producen sitios de establecimiento y germinación de semillas, así como la liberación de espacios para el acceso de los animales a las especies forrajeras existentes que se encontraban fuera del alcance por parte de los mismos.
Conclusión
En función del abanico de sistemas productivos que se encuentran sobre estos pastizales y la variabilidad de estos en cuanto a composición, posición, manejo, antecedentes, etc., o existe una estrategia de intervención que pueda determinarse como superior por sobre las otras. Cada situación particular, tenido en cuenta las aclaraciones anteriores, determina que la estrategia a adoptar para intervenir sea particular en cada caso.
Una estrategia puede resultar muy acorde para un ambiente y no para otro, así también como en función del manejo posterior que se haga del recurso intervenido.