La mayoría de los campos ganaderos de la Argentina, tienen en parte, en mayor o menor medida, una zona del campo dedicada a la producción agrícola y a cultivos extensivos.
Sistemas que estén equilibrados, en donde haya una buena productividad, estabilidad y sustentabilidad del suelo y del ambiente en el cual se está trabajando, es fundamental para que la empresa sea rentable y perdure en el tiempo, sin agotar sus recursos.
Esto requiere que la visión de la empresa tenga una mirada más bien a largo plazo, ya que la mirada a corto plazo, con grandes ganancias en un periodo de corto tiempo, en general, hacen que la rentabilidad vaya más rápido que la propia naturaleza del suelo y del ambiente, haciendo que sea cuestión de tiempo el agotamiento de los recursos y la perdurabilidad de la empresa tenga fecha de vencimiento.
En Argentina los sistemas ganaderos están basados principalmente en pasturas, verdeos, campos naturales y algún suplemento para cubrir baches productivos. Las pasturas, por las condiciones de suelo y de ambiente, suelen ser polifíticas, es decir, compuestas por más de una especie, principalmente gramíneas y leguminosas. Esto ayuda a que se pueda producir en un ambiente sustentable.
El rol de las pasturas en este tipo de sistemas es fundamental, ya que cumplen dos funciones vitales en el campo. Primero que nada, son el alimento para nuestra hacienda y el insumo principal de nuestra producción, y segundo, tienen una función muy importante, cuando son bien manejadas, en la fertilidad y estabilidad del suelo.
La descomposición de la materia orgánica y de las deyecciones, tanto de orina como de bosta por parte de los bovinos, sumado a la captación del nitrógeno atmosférico por parte de las leguminosas e incorporación al suelo, hace que estos aumenten su fertilidad en un tiempo determinado, y que mejoren su estructura. De esta manera, suelos ganaderos bien manejados, se transforman en suelos estables, con buena capacidad de retención de humedad, infiltración, evitando el anegamiento y la erosión.
Es por eso, que una buena rotación, bien planificada, con una mirada a largo plazo, en donde en un periodo determinado en ciertas zonas del campo, se hace agricultura, y en el subsiguiente, ganadería, para regenerar, hace que los establecimientos sean más estables y tengan la posibilidad, una vez lograda la estabilidad, de pensar de otra manera. Sin duda, un sistema estable, hace que uno se anime a hacer más cosas, se anime a innovar, lo cual es más que beneficioso para la empresa. Por el contrario, si el sistema no es estable y es impredecible, es lógico que uno no se anime a hacer cosas nuevas e innovadoras, ya que tiende a ser más conservador y disminuir cualquier posibilidad de error.
La estabilidad básicamente está dado por el no agotamiento de los recursos. Los recursos claves que suelen agotarse por malos manejos y decisiones que miran a corto plazo, son el suelo y los nutrientes. Estas dos variables se manejan con tiempos naturales de recuperación, los cuales deben ser respetados y trabajar con ellos, y no contra ellos.
Uno de los principales macronutrientes, que tiene un rol muy importante en la producción forrajera es el Nitrógeno. Este nutriente es el único que puede ser incorporado al suelo desde el aire por medio de una simbiosis que existe entre unas bacterias y ciertas especies forrajeras. Estas especies que tienen la capacidad de hacerlo, son las leguminosas, que gracias a ellas, los niveles de nitrógeno en el suelo pueden recuperarse con el simple hecho de un buen manejo, dándole lugar a la simbiosis planta/bacteria.
Esto a su vez, permite que no sea necesario hacer aplicaciones de algún tipo con esto nutriente, evitando por un lado un laboreo que además de generar un costo, genera un impacto ambiental por el uso de maquinaria y combustible para su aplicación, y por otro, el uso de fertilizante sintético que también suelen ser a base de petróleo.
Los otros nutrientes necesarios para una buena producción y que se pueda expresar la potencialidad de nuestras pasturas, son provenientes de las reservas y de la génesis del suelo. Es por eso que es clave el buen manejo para no agotarlos y que alguno de ellos se transforme en deficitario, ya que el aumento de las reservas de esos nutrientes, en general dependen de insumos externos, los cuales pueden ser costosos.
El buen manejo de las deyecciones bovinas son una buena práctica y recurso para mantener los niveles de estos nutrientes y devolverle al suelo lo que se extrajo a través de las hojas de la pastura. Quiere decir, que tanto la orina, como la bosta, es un buen fertilizante para nuestros cultivos y un buen aliado para poder tener altos índices de productividad.
Uno de los nutrientes clave y que suele ser el foco en todo tipo de manejo, es el fósforo. Este elemento tiene la particularidad de ser un nutriente inmóvil, es decir, no fluye a través del suelo, como puede ser el caso del nitrógeno, el cual si es móvil.
Este elemento por tener esa particularidad y además de no ser el más elevado dentro de las reservas del suelo, es uno de los principales elementos que se encuentran de manera deficitaria y que genera más de un dolor de cabeza a los productores.
El principal motivo de esto es por el balance negativo que existe en la extracción de nutrientes en los cultivos año a año. Los cultivos sacan del suelo, más nutrientes de lo que le devuelven, ya que los exportan fuera del campo bajo la forma de grano u hoja. Al ser un insumo caro, a veces, por pensar a corto plazo, no son aplicados y son extraídos directamente de las reservas. Cuestión de tiempo.
Es por eso, que es fundamental hacer buenos manejos, con rotaciones, aprovechando los beneficios de los bovinos, para hacer sistemas que sean perdurables en el tiempo y que mantengan la alta productividad que nuestros campos, por naturaleza tienen.